Tutor, coach o ... ¿¿¿¿Influencer???

 

En esta entrada vamos a comentar en general las diferencias entre distintas figuras de formadores o "profesionales de la formación" que pueden estar presente en la enseñanza y pueden influir en la formación tanto de nuestros alumnos como de las futuras generaciones: 


Un coach educativo persigue la transformación de los individuos a través del desarrollo personal. Busca crear las condiciones apropiadas para el aprendizaje, fomentando la autorreflexión y el aprendizaje mediante la experiencia. No busca enseñar contenido, sino mejorar el rendimiento individual, y sacar a relucir su potencial. Promueve cambios cognitivos, emocionales y conductuales que amplían la capacidad de acción de la persona. Centrado en el desarrollo de competencias de comunicación y emocionales.

Los tutores comparten la búsqueda de asesoramiento y orientación de los alumnos al igual que el coach educativo, pero ofreciendo además algunas otras funciones. Estas incluyen la orientación vocacional (no sólo ocupacional), el trabajo de conflictos pedagógicos, o la formación de subjetividad entre otros. El tutor plantea tanto programas de tutorización puntual como permanente y trabaja conjuntamente con el orientador escolar, las familias y los demás profesores. Regula la planificación y la organización de los planes de acción tutorial, intercambiando experiencias de diferentes centros y tutores de forma coherente.

Los orientadores, por su parte, acompañan a las personas a tomar decisiones bien meditadas y realistas acerca de su educación, formación y opciones de empleo. Trabajan en una amplia variedad de entornos como centros educativos, organismos públicos, empresas privadas y agencias de colocación. En el caso concreto de los orientadores educativos, estos ayudan a los estudiantes en su toma de decisiones para el futuro. Su objetivo es favorecer que los alumnos puedan definir su itinerario formativo y laboral de forma meditada y realista. Es común que trabajen coordinadamente con proveedores de formación o empleadores y que lleven a cabo también tareas administrativas como la redacción de informes.

Los asesores educativos son profesionales que trabajan con el personal docente del centro y con el equipo directivo con la idea de sustentar, auxiliar y guiar el desarrollo de planes de mejora del centro.

Un influencer en cambio, es una persona que aúna gran credibilidad al respecto de un determinado tema. Así es como puede terminar influyendo de forma determinante en los estudiantes. Conforman una figura mediática debido a su amplia presencia en redes sociales constituyendo un referente para las generaciones actuales. Este gran poder de influencia puede ser un arma de doble filo, pues si la influencia es positiva puede ayudar a fomentar comportamientos positivos en sus seguidores, pero tiene igual capacidad de influir negativamente en los mismos.

Como un tipo concreto de influencer o como una entidad aparte se encontrarían los streamers. Personas que también cuentan con gran popularidad pero que basan la mayor parte de su trabajo en compartir contenido de visionado en directo. El caso concreto que me gustaría destacar son los streamers formativos o artísticos, un tipo concreto que monetiza un contenido basado en el aprendizaje de un determinado ámbito. Para ellos, lo más importante es el acceso libre a diferentes ámbitos de formación o culturales, mientras reciben ingresos directamente por publicidad no relacionada con su contenido en distintas plataformas de streaming. Este es el caso de algunos streamers muy recomendables en mi ámbito, o en cualquiera que se precie, que permiten introducir a los espectadores en la divulgación científica, por ejemplo.

 

Como punto final voy a incluir una recomendación personal, sobre un “itinerario formativo”, para cualquiera que lea esta entrada. Existen unos cursos muy interesantes de emprendimiento ofrecidos por el Parque tecnológico de la Universidad de Valladolid. Yo voy a destacar uno en el que participé, el programa Explorer “Jóvenes con soluciones”, que pertenece a un proyecto del Banco Santander.



Este programa en sus distintas fases me parece imprescindible para cualquier persona con espíritu aventurero. No hace falta tener un gran espíritu emprendedor, solo una idea y tiempo para formarse durante el curso. ¿Porqué recomendaría esta experiencia? Básicamente porque considero que la iniciativa emprendedora es una cualidad intrínseca del ser humano, aunque se nos haya impuesto el pensamiento de que no todo el mundo vale para ello. No se busca en este programa que desarrolles una empresa de éxito, pero sí que vivas la aventura de lanzarte a la exploración de un reto buscando llevar al máximo desarrollo posible tu idea. Ya solo rodearte de personas con las mismas ganas de compartir sus vivencias, sus ideas y su experiencia merece la pena.

 

 

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